Mantén la coherencia.
Vete a dormir a la misma hora todas las noches, ¡incluso los fines de semana! En poco tiempo tu cuerpo sabrá cuándo hay que dormir y cuándo hay que despertarse.
Ejercítate.
Si escoges bien el horario, el ejercicio regular también te ayudará a dormir mejor. Comienza tu día con una ejercitación matutina para que tus ciclos de sueño sean más largos y profundos.
Ingiere cafeína con precaución.
Limitar tu consumo de cafeína y alcohol puede ayudarte a dormir más profundamente.
Toma un descanso bajo el sol.
¿No hay luz solar en tu oficina? Sal a caminar un poco para ayudarte a dormir mejor de noche.
No más siestas.
Al menos no al final de la tarde. Si decides dormir una siesta, que sea de 20 minutos o menos.
Come ligero de noche.
Mantén tu sistema digestivo (¡y tu vejiga!) controlados durante la noche. Si comes comidas pesadas o bebes muchos líquidos demasiado cerca de la hora de acostarte, puede que te den ganas de ir al baño durante la noche, o incluso que tengas pesadillas.
Toma un baño caliente.
Date un baño caliente durante veinte minutos aproximadamente a las 8 p.m. para ayudarte a relajar el cuerpo y aflojar los músculos.
Desconéctate.
Evita usar teléfonos móviles, laptops o mirar TV en la cama. La luz azul artificial confunde a tu cuerpo haciéndole creer que es de día. ¡En su lugar, lee un libro!
Apaga las luces.
La más mínima cantidad de luz o ruido puede enviar una señal a tu cerebro para que esté alerta.
Al final del día, también puedes recurrir a TYLENOL® PM si el dolor no te deja dormir. Si el dolor no es el problema, prueba SIMPLY SLEEP® y prepárate para una relajada noche de sueño. Usar según las indicaciones.
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